Caracas: ciudad fantasma

EL NACIONAL

 

La crisis eléctrica que vive el país se ve reflejada en las calles de la capital. Un toque de queda parece imponerse a las 8:00 pm, cuando por la oscuridad y la inseguridad, son pocos los que se atreven a desplazarse por la ciudad 

Por GERALDINE PÉREZ / VIDEO: CHRISTIAN CHACÓN

Son aproximadamente las 6:00 pm, la luz del sol empieza a desvanecerse. Los comercios bajan las santamarías, las personas salen de sus trabajos y los carros se amontonan en las principales vías de Caracas. El desespero se apodera de los caraqueños, que quieren llegar a sus casas antes de que anochezca.

Cubiertas por la penumbra, las vías principales de la capital parecieran salidas de un cuento de fantasmas. La única luz tenue que existe es la de las vallas publicitarias o los pocos carros que transitan debido a un “autoimpuesto” toque de queda por la inseguridad.

Más tarde, a las 8:00 pm, la soledad y la oscuridad son aún más atemorizantes. Caracas es una “boca de lobo”. En su principal vía, la Francisco Fajardo, pareciera haber tres postes encendidos por cada seis apagados. Los ciudadanos optan por no tomar la autopista para “escapar de las sombras”, pero al elegir rutas alternas, la realidad es similar. A medida que se avanza, la oscuridad se va “tragando las calles”. Esquivar los huecos en el pavimento se convierte en una hazaña.

Al borde de las vías, en las aceras, está desolado. En un país con un índice de homicidios de 91 muertos por cada 100.000 habitantes, son pocos los peatones que se atreven a esperar en las paradas de autobús.

En medio de las “tinieblas” por la falta de iluminación, cabe preguntarse: ¿Cómo Venezuela vive esta realidad si es un país productor de petróleo que era pionero en generación de energía?

Con un presupuesto en el año 2017 de 595,2 millardos de bolívares, más la implementación del Plan Cocuyo por 100 millardos de bolívares para la restauración y recuperación del alumbrado público del país, pareciera ilógico que las calles de la capital se encuentren a oscuras.

Desde 2010 la nación se encuentra sumergida en una crisis eléctrica y las razones son diversas: falta de inversión y mantenimiento; tarifas insuficientes; fenómenos ambientales; mala gestión y robo de cables de cobre.

Desde su inauguración en 1961, la represa del Guri representó una de las grandes inversiones en la generación de energía eléctrica nacional.

Perteneciente al Complejo Hidroeléctrico del Bajo Caroní, el tercero más grande del mundo, la represa Guri se volvió un símbolo de la excelencia en el país.

Pero mucho ha pasado desde la época dorada del Servicio Eléctrico Nacional (SEN).

La generación de energía limpia a través de los caudales del río Caroní se ha visto afectado por los cambios climatológicos. Cada año factores como el fenómeno de El Niño se han vuelto más frecuentes, lo que ha generado problemas en la producción eléctrica. Sin embargo, expertos aseguran que se pudieron tomar las medidas de prevención necesarias para evitar fallas en el sistema eléctrico.

En una entrevista con el El Nacional Web, una fuente de la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), que pidió no ser identificada, expresó que ya en 2007 se conocía el impacto climático en la generación de energía.

La fuente aseguró que estas investigaciones cesaron cuando en el gobierno del fallecido presidente Hugo Chávez se nacionalizaron todas las empresas prestadoras de servicio eléctrico en un solo organismo, Corpoelec.

Valdemar Andrade, ingeniero hidrometeorologista, aseguró para El Nacional Web que las crisis por las que ha pasado el parque hidroeléctrico no solo han sido por factores climatológicos, sino también por mala gestión. En julio de este año se llegó indebidamente a la cota 271 del Guri, su capacidad máxima, sin tomar las previsiones necesarias en caso de crecidas por el período de lluvia, lo que generó daños en la infraestructura.

Andrade explicó que nada más el embalse del Guri tiene la capacidad de soportar, con un uso racional, tres años consecutivos de sequía, pero al no existir suficiente respaldo del sector termoeléctrico se ha tenido que recurrir a sobrecargar la represa para poder cumplir con la demanda nacional.

De acuerdo con un reportaje publicado en El Nacional, 69% del parque termoeléctrico no está operativo.

“Tacoa, la central más grande de Caracas ubicada en el estado Vargas, con una capacidad instalada de 2.000 MW, trabaja a 18,7% de su capacidad con 220 de 1.200 MW”, indicó la nota del pasado 17 de abril.

Actualmente, el Complejo Hidroeléctrico del Bajo Caroní cubre 70% de la energía usada en el país, mientras las centrales termoeléctricas cubren solamente 30%.

Las consecuencias de la centralización

Iñaki Rousse, ex presidente de la extinta Electricidad de Caracas, afirmó que una de las causas del problema eléctrico en el país es la centralización de la gestión.

“Si tú tienes un monopolio que no tiene competencias y donde las denuncias de los ciudadanos simplemente no son atendidas porque el regulador que debería penalizar al que brinda el servicio es el mismo Estado, difícilmente la ciudadanía va a tener eco en los reclamos que hace”, sostuvo.

Rousse aseguró que para una buena supervisión y una eficiente estructura de costos es necesario contratar empresas especializadas para hacer mantenimiento de las instalaciones eléctricas. Pero en la actualidad, las contrataciones con empresas terciarias son bajo distintas condiciones.

En una entrevista con El Nacional Web, una fuente de una empresa terciaria que brinda servicios de mantenimiento a Corpoelec afirmó que actualmente contratan a esas compañías para trabajos privados, debido a que el Estado no cuenta con los recursos necesarios.

La fuente precisó que el cliente compra los materiales bajo las normas de Corpoelec y asume todos los costos, incluyendo la mano de obra. Después, todos los insumos pasan a manos del Estado por un documento notariado.

A raíz de este acuerdo, el mantenimiento pasa a manos de Corpoelec. “Pero no lo están haciendo, por eso hay tantas averías”, dijo.

Debido a la crisis en el sector, la fuente de la compañía del Estado recalcó que la electricidad se ha restringido de las vías públicas para economizar megavatios y garantizarle el servicio a los hogares e industrias.

Tarifas insuficientes

El mantenimiento del sistema eléctrico también se dificulta por las bajas tarifas que pagan los usuarios.

La fuente de Corpoelec aseguró que hasta 2014 la tarifa fue subsidiada. A partir de ese año y hasta la fecha, funciona el esquema tarifario de La Banda Verde, en el que dependiendo del consumo de energía se cobra un monto.

Este esquema se implementó para tratar de incentivar el uso racional de la energía, porque al tener tarifas tan bajas a los usuarios no les importaba el uso energético que consumían. Por ejemplo, dejaban los aires acondicionados prendidos todo el día.

La fuente de Corpoelec aseguró que el problema es que la compañía no cuenta con los equipos necesarios para la medición, por lo que se toma un promedio por zona y se genera una tarifa plana.

El empleado de la compañía estatal indicó que con una tasa cambiaria a más de 40.000 bolívares por dólar en el mercado negro, el cobro de la tarifa eléctrica está destinado únicamente a cubrir la nómina de los 35.000 empleados y los servicios de mantenimiento.

La fuente aseguró que con la crisis económica actual, no es posible cobrar una tarifa que cubra inversiones en el SEN. “Nada más el componente ambiental de una de las represas, que son únicamente estudios, costó 17 millones de dólares”, afirmó.

El robo de cableado no es nuevo

En medio de una crisis económica, el cobre se ha vuelto un metal preciado para los chatarreros.

Incluso bajo el riesgo de ser condenados por hasta seis años de prisión, las personas se aventuran a robar el cableado para obtener alguna fuente de ingreso.

Un trabajo de investigación de BBC Mundo reseñó que el kilo de cobre se compra ilegalmente a 25.000 bolívares, pero en la frontera asciende hasta 50 dólares.

Pese a que la versión oficial es que el robo de cableado de cobre ha afectado el funcionamiento del sistema eléctrico nacional, Iñaki Rousse, ex presidente de la extinta Electricidad de Caracas, aseguró que no es un fenómeno nuevo.

“Siempre ha existido tanto en Caracas como en el interior de país. La responsabilidad de la empresa que opera es crear mecanismos para hacer el robo más difícil”, indicó en una entrevista con El Nacional Web.

Rousse explicó que la gran magnitud de los robos que afirma el gobierno solamente lo podría realizar una organización que cuente con los equipos necesarios. Esta declaración es respaldada por un informe elaborado por el Ministerio Público en 2013, que demostró que en muchos casos los robos involucran una complicidad interna de los trabajadores de empresas como Corpoelec y Cantv.

Bombillos quemados

Carlos Castillo, concejal de la Comisión de Servicios Públicos del municipio Baruta, denunció que los problemas del sector recaen en la falta de mantenimiento.

El concejal aseguró al equipo de El Nacional Web que de los 300 postes que presentan fallas en el municipio, la mayoría es a causa de bombillos quemados.

“Se han hecho los reportes a Corpoelec y al Ministerio de Energía, pero no nos han respondido. El último reporte fue del 17 de agosto de este año”, indicó.

Detalló que la alcaldía se ha visto en la necesidad de colocar bombillos por su cuenta debido a que la falta de luz genera un aumento de la criminalidad.

“Ni a las alcaldías ni a las gobernaciones les compete el mantenimiento de las instalaciones eléctricas, sino la supervisión de esta”, agregó Rousse.

De acuerdo con el artículo 52 de la Ley Orgánica de Servicio Eléctrico, el operador y prestador del servicio ejecutará la inversión para la construcción, adquisición de equipos, operación y mantenimiento de las instalaciones de alumbrado.

María Ríos, coordinadora de un conjunto residencial al noreste de la ciudad, aseguró para El Nacional Web que tuvo que tomar acciones para mejorar la seguridad de su hogar.

Con 70 % de la urbanización a oscuras, Ríos acudió a Corpoelec para que solucionaran el problema, pero lo única respuesta que obtuvo fue que se realizaría el mantenimiento cuando contaran con los materiales necesarios.

Ante esa respuesta, la asociación de vecinos decidió contratar una empresa privada para realizar los mantenimientos de la urbanización.

Bombillos quemados, transformadores y balastros dañados fue el diagnóstico de la empresa. Nada que indicara cables robados.

“Creemos que es porque la tanquilla se encuentra dentro de la urbanización”, indicó Ríos.

Si bien en el sector han registrado dos o tres robos de cables, cuando se han reparado, los bombillos siguen sin prender.

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