Dragado de Guri ‘es completamente inútil’ y peligra la seguridad de la presa

CORREO DEL CARONÍ

 

“Hay es un temor de que ellos socaven las fundaciones de la presa de roca y enrocamiento, y cuando hay un nivel alto eso vaya a ceder”, opina un jubilado de Guri
“Hay es un temor de que ellos socaven las fundaciones de la presa de roca y enrocamiento, y cuando hay un nivel alto eso vaya a ceder”, opina un jubilado de Guri

crangel@correodelcaroni.com

El 4 de abril el ministro de Energía Eléctrica, Luis Motta Domínguez, anunció el inicio del dragado del lago de Guri, que alimenta a la Central Hidroeléctrica Simón Bolívar.

“¡Compatriotas! Hoy comenzamos el dragado en esta zona del embalse, para garantizar el paso del agua hacia la represa”, publicó a medianoche en su cuenta de Twitter, una especie de vitrina donde se ha exhibido saltando piedras, buceando en el lago y grabando videos para explicar al país las consecuencias de la sequía.

De acuerdo con el ministro, la apertura de zanjas con excavadoras tipo Jumbo persigue sacar “cuerpos de agua estancados” que se han formado y que, dijo, “disminuyen la cantidad de agua a turbinar”.

Pero para ingenieros que laboraron en la construcción del embalse, lo que está haciendo el ministro de Energía Eléctrica ni es un dragado, ni tendrá los resultados anunciados. Al contrario, advierten que intervenir sin estudios de suelo e impacto puede colocar en peligro no solo la seguridad de Guri, sino del resto de las represas aguas abajo.

Show mediático

El gerente de electromecánica en la década de los años 80 y quien participó en la construcción de las dos etapas, César Cardozo, es uno de los que piensa que el dragado es “completamente inútil” y hasta perjudicial.

Su propiedad al hablar y su experticia fue tomada en cuenta por el actual gobierno, que lo invitó el 29 de febrero de 2016 al Estado Mayor Eléctrico a dar su opinión sobre lo que ya ha repetido: que operar por debajo de la cota 245 coloca a la presa en una situación inédita.

El margen de regulación del embalse, entre una estación de invierno y una de verano, se diseñó para operar 20 metros por debajo, y 25 metros como cota segura, es decir la cota 245, recuerda.

Siendo así, expone Cardozo, nadie se preocupaba por esas lagunas, que el ministro hoy draga, porque fueron diseñadas para otra situación extraordinaria: evitar que el lago en su etapa final (cuando se elevó a la cota 271) se extendiera hacia zonas agrícolas y ganaderas.

En el proceso de inundación de los 4 mil 200 kilómetros cuadrados (800 kilómetros en su etapa inicial, Casa de Máquinas I) se llenaron enormes porciones de montaña, sabana y fue necesario construir diques marginales. De allí la existencia del dique de El Manteco, al margen derecho, o el izquierdo conocido como Los Caballos, donde el ministro se ha mostrado.

Zonas muertas

“Para evitar que se derrame ese vaso tan grande, se le hacían esos diques marginales. ¿Qué es lo que ocurre? Eso es un show mediático, porque a medida que el lago baja estamos entrando en terrenos inéditos, porque no debe operar el embalse por debajo de la (cota) 245”.

Los ingenieros que construyeron Guri le llaman a esas lagunas, que el ministro intenta llevar hasta las turbinas de la presa, una zona muerta. “Le llamamos así porque esos bolsones de agua, si baja demasiado la cota, ya no va para las turbinas”.

La manera en la que se está operando la presa, una de las más importante de Latinoamérica, es una operación en una zona que no es la de su diseño original, de modo que intervenir las lagunas marginales no tiene sentido.

No tiene sentido, además, insiste Cardozo porque eso es una millonésima parte del volumen del embalse. Solo sirve “para decir que está haciendo un enorme esfuerzo por mandar más agua para las turbinas”.

Los que saben de la inmensidad del lago, que en su plena cota tiene 4 mil 200 kilómetros cuadrados, “saben que esos bolsones de agua no tienen ningún impacto y, además, nunca ocurrirían si operamos por encima de la 245. De eso sí nos cuidamos nosotros. Si se hubiesen hecho, hubiésemos hecho el dragado en el diseño original del proyecto Guri”.

Un riesgo

Bajar de la cota 245, supone además que “cualquier cosa pueda pasar”, como -por ejemplo- que Upata, uno de los pueblos del sureste del estado Bolívar, que se haya quedado sin agua porque las bombas de Chiripón no bombean por debajo de la cota 244.

“¿Qué se hizo una vez? Se le hizo una especie de dique: se puso una gabarra con bombas, bombeaba al dique, para que las bombas permanentes tuvieran un fluido permanente”, explica.

Lo que sí no debe pasar es que se toquen las presas de enrocamiento o se operen cerca de ellas, como en efecto lo está haciendo el Ministerio de Energía Eléctrica. “Eso es muy delicado”, advierte.

Aunque Cardozo considera que lo que está haciendo el ministerio es simular un dragado, no deja de advertir que esto podría tener consecuencia si se continúa en la forma desordenada como se ha estado haciendo.

“Te voy a decir, honestamente, primero comenzaron a dragar con pico y pala, jugando, después llevaron un jumbo, ese jumbo no es capaz de dañar ninguna presa, lo que hicieron fue un dragadito allí para mostrar en fotos que el agua está pasando”.

Cuando se construyó Guri, rememora, se usaron miles de máquinas pesadas para mover millones de metros cúbicos de tierra, de modo que lo que se está haciendo “es como un arañazo de gato” que no se debe “sin opinión autorizada de ingenieros del área, no deben estar escarbando alegremente, sin estudios de ningún tipo”, enfatiza Cardozo.

Si ha disminuido la caída del embalse, apunta, no es por el dragado es por las horas de racionamiento y el aporte de más de mil metros cúbicos por segundo que está recibiendo el río en las cabeceras. “Mas, si no llueve, a finales de abril estamos en la cota 240”, avizora.

Mecanismos de seguridad

Y es justo esa opinión autorizada que ha hecho al ingeniero civil, secretario de la Asociación Integral de Políticas Públicas y miembro de la Comisión de Infraestructura de la Academia Nacional de Ingeniería y Hábitat, Eduardo Páez Pumar, advertir de las consecuencias.

Las últimas  fotografías publicadas por Corpoelec le dan la certeza de que la retroexcavadora está al pie del enrocado del dique. Un área que no debe ser manipulada a la ligera.

“Nos preocupa que en la medida en la que el dique va a bajar, se va a profundizar la zanja, esa zanja que él (Luis Motta Domínguez) está excavando, está por debajo del terreno firme sobre el que está construido el dique de tierra”, expone.

Esa excavación se encuentra con un subsuelo, analiza, que puede tener distintas capas, entre ellas una porosa que, una vez recuperado el embalse, podría socavar la pared.

“Si eso ocurre, si empieza a caminar por esa capa permeable, a la larga puede generar una cárcava que pueda debilitar la estructura del dique. Es un trabajo que en mi opinión hay que suspenderlo inmediatamente, no solo suspenderlo sino hacer unos estudios de suelo para ver cuál es la afectación que generó esa excavación”, alerta.

Como Cardozo, Páez Pumar coincide en que el ministerio está lejos de hacer un dragado, “está abriendo una zanja en una zona que originalmente era una fila de la montaña sobre la cual se construyó el dique de tierra (…) es decir no tiene ninguna justificación el trabajo que se está haciendo, por el contrario, está arriesgando el futuro del embalse más importante del país”.

Alta peligrosidad

Parte de esos estudios para determinar el nivel de afectación, es lo que justo no hay certeza.

De acuerdo con el ingeniero y especialistas en riesgo, José Aguilar, el Ministerio de Energía Eléctrica está excavando al pie de la presa, “en contra de las mejores prácticas de las normas Icold (International Committee on Large Dams) sobre seguridad de presas”.

Aguilar coincide con el ingeniero civil, Eduardo Páez Pumar, quien ha advertido que el dragado tiene el potencial para un daño catastrófico de falla en la seguridad de la integridad de la presa.

Aguilar indicó que comprometer la integridad física de la prensa de enrocamiento supone, también, comprometer las obras civiles aguas abajo como Tocoma, Caruachi, Macagua, “creándose un tsunami que pudiera ocasionar miles de muertes, dependiendo de cuando se opere la falla y el nivel del embalse en el momento de la falla. Cualquier filtración de esta naturaleza se aceleraría a medida que el embalse sube”.

“Yo no quiero para Venezuela otro Amuay, pero en Guri se está jugando con candela… de que hay que hacer una inspección por expertos en la materia, pues esto es un peligro o riesgo de naturaleza inadmisible”, en parte, también, porque “no sabemos cómo está el estado de la instrumentación geotécnica de la presa. No sabemos el reporte del último panel de expertos internacionales que inspeccionó Guri, cosa que ocurrió en los últimos seis años”.

Otras preguntas

Un discípulo del general Alfonzo Ravard, tutor de las grandes obras de Guayana como Guri, y quien ha recibido cuatro condecoraciones, coincide con los expertos consultados.

Como otros jubilados, cuyas familias son de las pocas que siguen dentro de la empresa, prefiere que se reserve su identidad por temor a represalias.

Sugiere, sin embargo, que el Ministerio de Energía Eléctrica inspeccione los instrumentos de medición empotrados en las estructuras de hierro y concreto que miden las presiones con la opinión de un técnico, “y así tener la certeza de que la obra está muy bien”.

Otro jubilado, que laboró durante más de 20 años como supervisor de electromecánica, plantea que debe revisarse con topografía qué tanto se ha movido.

Esa capa de arena, arcilla y roca, llamada de enrocamiento, pudiera lesionarse cuando suba el nivel del embalse por el nivel de presión. Las inspecciones deben ser frecuentes, “ahora lo que hay es un temor de que ellos socaven la fundaciones de la presa de roca y enrocamiento, y cuando hay un nivel alto eso vaya a ceder”.

El ministro, en este sentido, debe responder qué clase de previsiones se han tomado. “Allí hay piedra, arcilla y arena, eso no es concreto, cuando el embalse sube cada 10 metros de agua es igual a 1 kilogramo por centímetros cuadrados, entonces cuando tengas un máximo nivel (cota 271) serían miles de toneladas de presión, sería bueno saber quiénes autorizaron eso”.

Falta de seguro

Aguilar advierte, además, que las instalaciones de Guri carecen de una póliza de Seguros de Bienes Patrimoniales.

Si llegase a ocurrir un accidente, daños o rotura en la máquina, “estaríamos expuestos a que sea el Tesoro Nacional de Venezuela el responsable de cubrir o resarcir las potenciales pérdidas”.

Debido a la opacidad del Sistema Eléctrico Nacional (SEN) le asaltan dos preocupaciones, que haya daños a las turbinas debido a la presencia de vórtices en las tomas, es decir, una especie de remolinos frente a las tuberías de carga de las unidades de Casa de Máquinas II.

“Los vórtices comienzan a generarse según la experiencia operativa una vez que el embalse desciende por debajo de los 245 msnm y van en creciente aumento, pero si hay vórtices, no lo sabemos”.

Ese potencial daño estará evaluado en unos $480 millones por daños materiales y el tiempo de reposición sería dos años por unidad que se dañara. “Esa pérdida limitaría la oferta de 8112 GWh para el período indicado, equivalentes a una pérdida por interrupción del negocio de $66 millones diario”.

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