El Guri se apaga

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EL PITAZO

 


Nueve de 20 turbinas que tiene la represa del Guri están paradas. Repararlas tardaría al menos tres años. Mientras se mantenga la debacle de la generación eléctrica del corazón del sistema eléctrico venezolano, es imposible reactivar las empresas básicas de Guayana, según los ingenieros Miguel Lara y José Aguilar, especialistas en sistemas de generación eléctrica

Por: Nataly Angulo

El corazón del Sistema Eléctrico de Venezuela tiene su pulso débil, sin fuerza y sin energía. El Guri ya no es el mismo ni siquiera de hace unos dos años, cuando su generación eléctrica peligraba por una fuerte sequía. El Guri se apaga.

La principal fuente de energía hidroeléctrica del país produce a menos de 50 por ciento de su capacidad instalada. Las dos casas de máquinas del Guri solo son capaces de generar entre 3.500 y 5.010 megavatios de los 10.350 instalados, según reportes de la Corporación Eléctrica Nacional a los que tuvo acceso El Pitazo.

Por primera vez en la historia, la principal central hidroeléctrica del país –ubicada en el estado Bolívar- tiene indisponible nueve de sus 20 turbinas. Por esta razón, se dejan de producir 5.340 MW, similar a la demanda eléctrica de los estados Apure, Barinas, Lara, Mérida, Portuguesa, Táchira, Trujillo y Zulia.

La debacle de la generación eléctrica del Guri es similar a lo que se iba a dejar de producir en abril de 2016 cuando el fenómeno El Niño, según la versión de las autoridades, bajó la cota del embalse a un metro del nivel mínimo para la operación de 8 turbinas de la casa de máquinas II, y llegó hasta los 241,35 metros sobre el nivel del mar.

El problema hoy no es el agua. La cota del embalse está en su nivel máximo de operaciones, 271 metros sobre el nivel mar. Está tan full que Corpoelec se vio obligado, desde principios de julio, a mantener abiertas las compuertas del embalse para aliviar, aunque la medida aumentaría el caudal del río Orinoco a partir de su punto de confluencia con el rio Caroní en Puerto Ordaz, y agravaría las inundaciones en Bolívar, Monagas y Delta Amacuro. Hoy las compuertas siguen abiertas y se han llegado a botar más de 10 mil metros cúbicos de agua por segundo.

“Muchas veces se nos dijo que tendríamos que apagar 8 turbinas de Guri en la Casa de Máquinas II, de llegar a la cota 240 msnm (cota mínima de operación) y que eso resultaría en un racionamiento de más de 5.000 MW; pero ya estamos allí con cinco unidades de la Casa de Máquinas II fuera de servicio y otras 4 unidades fuera en la Casa de Máquinas I”, recordó el ingeniero José Aguilar, experto en análisis de riesgos eléctricos.

En 2016, todo el país sufrió de racionamientos de cuatro horas diarias. Luis Motta Domínguez, ministro de Energía Eléctrica, ordenó la aplicación desde el 25 de abril de ese año de un “Plan de Administración de Carga” para supuestamente disminuir el consumo y preservar el nivel del embalse a fin de evitar que se llegara a la cota del colapso y se dejaran de producir unos 5.000 megavatios.

En noviembre de 2017, Ramón Gerdez Urabac, gerente regional de Despacho de Guayana de la Dirección General del Centro Nacional de Despacho (CND), aseguró que las represas del Bajo Caroní (Guri, Caruach y Macagua) “están en completo estado de operatividad y seguridad”.

Pero, hoy, con un Guri full y una generación similar a la que se pudo haber llegado en 2016, el Gobierno no habla sobre las limitaciones de la central y menos sobre su recuperación, que es vital para poder reactivar –por ejemplo- las empresas básicas de Guayana y poder relanzar la economía de Venezuela.

Tres años de recuperación

El Gobierno nacional está al tanto de que 45 por ciento de las turbinas del Guri están fuera de servicio, y que en los últimos dos años aumentó 20 por ciento. En 2016, la indisponibilidad era de 5 unidades, hoy son de 9.

“La tan elevada indisponibilidad es inconcebible en centrales hidroeléctricas como el Guri, las cuales se caracterizan por tener disponibilidades promedio históricas superiores a 90 % de su capacidad instalada. Así era en Venezuela hasta 1998”, aseguró el ingeniero Miguel Lara, exgerente general de la Oficina de Operación y Planificación del Sistema Interconectado Nacional.

La casa de máquinas II, que tiene mayor potencia, no puede producir más de 3.390 megavatios de los 7.580 que es su capacidad porque cinco de sus 10 unidades están fuera de servicio, según los reportes de Corpoelec.

En el caso de la casa de máquinas I son seis de sus 10 turbinas las que se encuentran operativas y solo son capaces de producir unos 1.600 megavatios de ser requeridos, “pero que por la contraída demanda del país están restringidas a unos 1.000 MW”, alertó el ingeniero Aguilar.

Reparar las turbinas, que en su mayoría están paradas por falta de mantenimiento y repuestos, tardaría unos tres años, según estimó el ingeniero Miguel Lara. “Recuperar las nueve turbinas puede tomar un periodo de tres años, de 90 días por cada unidad. Y eso es posible si se cuenta en el país con el personal calificado, con recursos y con la participación de las empresas extranjeras que se encargan de proveer los repuestos y reparar o repotenciar ese tipo de máquinas. Corpoelec no cuenta con eso”.

Hasta ahora la debacle de la generación del Guri es ocultable para el Gobierno, sobre todo porque las empresas básicas de Guayana están paralizadas, según explican los expertos.

“Ha sido posible ocultar el déficit porque la energía que se deja de producir en las centrales hidroeléctricas de la región de Guayana es similar a la reducción de la demanda en esa zona. Entonces, pueden seguir enviando la misma cantidad de megavatios, unos 7.500, que incluyen la generación de las hidroeléctricas de Caruachi y Macagua”, dijo Lara.

El ingeniero Aguilar advierte que cuando comience el periodo de hidrología desfavorable y la cota del Guri descienda por debajo de los 261 msnm, los desgastes de las 11 máquinas que quedan en servicio aumentarán y mermará su generación. “Eso es una alarmante perspectiva que requiere urgente atención en el inmediato plazo. Como estamos se hace cuesta arriba soportar la reactivación de las empresas básicas de Guayana y el resto de la nación, dado el pésimo estado del parque térmico de generación del país».

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